La paradoja del yo
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La paradoja del yo

Aug 22, 2023

A muchos de nosotros nos resulta más fácil mantener la concentración y la organización cuando nos ocupamos de otra persona o gestionamos el trabajo de otra persona en comparación con cuando trabajamos en nuestros propios proyectos. Esta es una paradoja intrigante y plantea la pregunta: ¿por qué a menudo es más sencillo guiar a otros que manejarnos a nosotros mismos?

Para desentrañar este misterio, debemos comprender los fascinantes matices de la psique humana y su propensión a reaccionar de manera diferente cuando se sirve a uno mismo en comparación con los demás.

Todos hemos oído hablar de la dicotomía del cerebro izquierdo y el cerebro derecho. Aunque esta dicotomía es una simplificación, ayuda a ilustrar cómo nuestros cerebros están conectados para manejar diferentes tareas. El hemisferio izquierdo, a menudo asociado con el pensamiento lógico, es nuestro lado administrativo. En cambio, el hemisferio derecho, asociado a la creatividad, es nuestro lado creativo.

La gestión requiere estructura, organización y razonamiento lógico, habilidades típicamente atribuidas a nuestro cerebro izquierdo. Por el contrario, crear es un proceso exploratorio, a menudo no lineal y espontáneo, rasgos asociados con nuestro cerebro derecho. Es un desafío activar ambos lados simultáneamente. Una persona puede gestionar con eficacia o crear libremente, pero hacer ambas cosas al mismo tiempo es similar a hacer malabarismos mientras se conduce un monociclo.

Cuando administramos a otros, asumimos un rol que involucra responsabilidad, rendición de cuentas y expectativas. Esta presión externa puede ser un poderoso motivador que nos mantiene enfocados y organizados. Ya no se trata solo de nosotros; alguien más está dependiendo de nuestras habilidades de gestión. Este sentido del deber alimenta nuestro impulso para rendir al máximo.

Cuando nos administramos a nosotros mismos, carecemos de esta capa de responsabilidad externa. Solo somos responsables ante nosotros mismos, y es más fácil dejar que las cosas pasen. Es tentador adelantar los plazos, omitir tareas o dejarse llevar por las distracciones cuando no hay nadie más a quien responder.

Un aspecto fascinante de la gestión de otros es que permite la colaboración, donde diferentes personas contribuyen con sus habilidades y perspectivas únicas. Una persona puede concentrarse en administrar, mientras que la otra persona puede concentrarse en crear. Esta división del trabajo permite que cada persona aproveche sus puntos fuertes, lo que lleva a resultados más efectivos.

Cuando tratamos de administrarnos a nosotros mismos mientras somos creativos, estamos tratando efectivamente de cumplir dos roles simultáneamente. Esto puede conducir a una sobrecarga cognitiva, donde el cerebro lucha por cambiar de tarea, lo que lleva a la ineficiencia y al agotamiento.

Si bien puede ser más desafiante manejarnos y ser creativos al mismo tiempo, no es una tarea imposible. Lo que necesitamos cultivar es un autoadministrador efectivo dentro de nosotros. El autogestor es la voz en tu cabeza que fomenta la disciplina, establece metas y te mantiene encaminado. Esta voz se puede nutrir a través de varias estrategias, como establecer objetivos claros, crear un cronograma y emplear herramientas para mantenerse organizado.

Una estrategia que se puede emplear es el cambio de roles consciente. Esto implica reservar conscientemente tiempos específicos para gestionar y crear. Por ejemplo, podrías dedicar tus mañanas a planificar, organizar y administrar tus tareas del día. Luego, puedes reservar las tardes para el trabajo creativo, donde dejes volar tu imaginación.

Esta estrategia puede ayudar a crear un equilibrio entre la gestión y la creatividad sin sobrecargar su cerebro con demandas simultáneas. Además, al reconocer estos diferentes roles y hacer un esfuerzo consciente para alternar entre ellos, puede crear un espacio mental que permita un trabajo enfocado y dedicado.

La paradoja del autoliderazgo refleja las complejidades de nuestro cerebro, nuestra necesidad de responsabilidad externa y nuestra lucha por equilibrar la gestión y la creatividad. Si bien administrar a otros a menudo puede parecer más fácil que administrarnos a nosotros mismos, es crucial recordar que con las estrategias y la mentalidad correctas, podemos convertirnos en autoadministradores efectivos.

Al aprender a cambiar conscientemente entre administrar y crear, establecer objetivos claros y mantener un horario disciplinado, podemos aprovechar mejor todo nuestro potencial. Puede ser un viaje desafiante, pero recuerda, como en muchas áreas de la vida, el viaje en sí es donde ocurre el verdadero crecimiento. El equilibrio entre gestión y creatividad no es solo un objetivo final, sino un proceso continuo de aprendizaje, adaptación y evolución.