OTROS DICEN: Y ahora por la acusación N° 2

Al anunciarle al mundo que está siendo acusado por el fiscal especial Jack Smith por el mal manejo de documentos gubernamentales, Donald Trump está prediciendo un futuro que esperamos funcione.

Esto no debería ser una sorpresa, ni debería ser motivo de retorcimiento de manos entre aquellos que obstinadamente sugieren que de alguna manera es intrínsecamente impropio que un expresidente sea investigado penalmente, y mucho menos acusado.

Nunca llegan a la segunda parte de ese argumento, que sería que los presidentes deberían ser libres de hacer lo que quisieran, por encima de la ley y sin temor a las consecuencias, una postura más típicamente asociada con dictadores que con líderes de sociedades democráticas, de las cuales el Estados Unidos se pinta a sí mismo como el ejemplo brillante.

Gran parte de los hechos reales no están en disputa. Trump tenía documentos del gobierno, incluidos cientos marcados como clasificados, en posesión relativamente insegura en su casa de Mar-a-Lago después de dejar la presidencia. Los Archivos Nacionales pidieron la devolución de los materiales. Trump entregó algunos registros, luego sus abogados afirmaron que búsquedas adicionales no habían encontrado documentos adicionales, lo que pone a prueba la credulidad. El FBI encontró documentos adicionales, incluidos archivos clasificados, después de una redada.

Lo único en disputa es hasta qué punto Trump y su equipo sabían y aprobaron el mantenimiento ilegal de los registros y luego, más seriamente, se involucraron en un intento de encubrir el hecho de que todavía estaban en la propiedad privada. Es increíble que Trump no haya sido consciente de todo esto y, de hecho, parece haber reconocido que a sabiendas tomó cosas clasificadas de la Casa Blanca al insistir absurdamente en que las había desclasificado telepáticamente.

En cualquier caso, si realmente violó la ley más allá de una duda razonable, será algo que un jurado de juicio determine, pero eso significa que una acusación debe venir primero. No es un éxito, sino una gran ayuda para la democracia que un fiscal obstinado como Jack Smith investigue delitos graves cometidos prácticamente a la vista de todos.

Titular impreso: Acusación No. 2

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